sábado, 27 de febrero de 2016

Crónica Expedición a Bolivia

8 de agosto de 2015, tres componentes del club deportivo de montañismo OJE de Torrijos, partimos hacia Bolivia.Nos faltaba Raúl, que en vísperas de ser padre no nos pudo acompañar en esta ocasión.
 Un proyecto que llevaba en nuestras cabezas desde el año 2000, cuando estuvimos en Chamonix.
Cuatro enormes petates, más nuestras mochilas y una enorme expectación, con la actividad programada.
Llegamos de noche al aeropuerto (remodelado) del El Alto, en La Paz, y nos recoge Jimi, nuestro chofer en estos días.
Nos alojamos en el hotel y conocemos a nuestro guía, José Miranda, que se va a encargar de toda la logística de la expedición.
Despertamos, y el primer día lo dedicamos a visitar la ciudad de La Paz, podemos comprobar que la altura (3.800 m) no es una broma, y subir cualquier repecho cuesta. Terminamos la visita en el valle de la Luna, un paisaje que nos recuerda a las barrancas de Burujón. Tarde libre,cena y a dormir.


Fotos del Valle de la Luna.

Día 10, segundo día, vamos a visitar la antigua ciudad, de Tiwanaco, no antes sin pasar por El Alto (4.000 m) un "tremendo" barrio de La Paz, que dentro del caos los ciudadanos viven y desarrollan sus vidas.

Una vez en Tiwanaco, nos sorprende los restos de construcciones, pirámides, esculturas y ese halo de misterio que impregna en esta civilización milenaria.




Tercer día, y nos llevamos una grata sorpresa, en el hotel se nos unen otros cuatro compatriotas, Araceli de Alicante, Juan de Almería, Xabi y Ana de Burgos.
Preparamos la mochila, porque seguimos la aclimatación, y nos dirigimos al Lago Titicaca, más exactamente a la isla del Sol. Antes de embarcar, visitamos la Basílica de la Virgen de Copacabana y subimos a nuestro primer 4.000 mil. Un cerro donde cientos de peregrinos suben a la cumbre a realizar una ofrenda a la Virgen. Mezcla de cristianismo, curanderos y achachilas que con sus ritos  y tracas, ponen la nota de color.

 Antes de llegar a Copacabana, pasamos por el paso en barcazas.


La cima del cerro Calvario (3.996 m), donde se hacen las ofrendas, tiene unas vistas inmejorables del lago.

 La Basílica de Copacabana.


 Zona donde encendemos unas velas a la Virgen, Deseamos que nos traiga suerte y nos proteja de cualquier percance.


Curiosas ofrendas que hacen, cuando compran un coche.


Vista de Copacabana, desde el cerro del Calvario.

Nos dirigimos a las barcas que nos cruzan y llevan a la isla del Sol. El lago Titicaca, es inmenso. Tras una pequeña marcha llegamos al alojamiento, un coqueto hotel con unas vistas maravillosas.

                               

Al día siguiente realizamos una marcha, por la isla. Mientras nos empieza a caer una copiosa nevada, (hacía diez años que no nevaba en la isla) lo que hace que José y yo retrocedamos a mitad de camino,ya que no íbamos preparados para la que estaba cayendo. Por la tarde realizamos otra pequeña marcha a un mirador, para ver la puesta del sol. El frío nos aconseja volver y llegamos a cenar, para tomar otra exquisita trucha.




Mapa de la isla del Sol, donde estuvimos alojados.

Quinto día, de vuelta para La Paz, no sin antes haber comido (otra trucha). Tarde de descanso y paseo.

Día 14, sexto día en Bolivia, empezamos la verdadera montaña, nos vamos a los Condoriri. Nos advierten que ha caído mucha nieve y no saben si podremos llegar al campo base. Unas horas más tarde comprobamos que tenemos que quedarnos más abajo, en un abandonado refugio. Las ganas de montaña nos hace ponernos las botas y dar un pequeño paseo, para admirar los picos a los que nos vamos a enfrentar.
 Vista del Condoriri, con la nevada recién caída.


Refugio, que esta situado antes de llegar al campo base de los Condoriri.

Día 15, desayunamos pronto, hoy tenemos que llegar al campo base y después subimos, a nuestro primer 5.000 mil, el cerro Austria que con sus 5.320 metros, nos hace comprobar que la altura no es una broma. Seguimos los consejos de los guías y subimos muy despacio.

                                  
Llegando a la cima.

                                  
En la cima del cerro Austria.

                                   
 Foto de cima, con el Condoriri de fondo. (Nosotros haciendo el "indio")

Ya en el campo base, cenamos y comentamos la experiencia,  al día siguiente vamos a por un famoso pico, el Pequeño Alpamayo (5.330 metros)

Campamento base de los Condoriri.




La barca del pescador, truchas frescas.

Día 16,el despertador suena a las cinco de la mañana y parece que el día va a ser bueno. Una marcha de una hora y nos calzamos los crampones para entrar en el glaciar, que es mucho más grande de lo que parecía. Avanzamos lentamente y encordados, ya que tenemos que abrir huella, los más de 30 centímetros caídos en los últimos días hacen que la montaña este preciosa, pero nos dificulta el paso de las grietas, totalmente tapadas.

                                     


 Pasadas unas horas empezamos a ver nuestro primer objetivo, el pico Tarija (5.240 m), paramos un rato y podemos contemplar nuestro verdadero objetivo, el Pequeño Alpamayo, que de pequeño nada, una afilada arista conduce a su cima.


Cima del Tarija, y de fondo el Pequeño Alpamayo.


Tras un pequeño destrepe, encaramos la arista y paso a paso llegamos a la cima. ¡Qué pedazo de Pico!, fotos, abrazos, comemos algo y de vuelta, las nubes están cerca y aconsejan no estar aquí cuando lleguen.

Cima del Pequeño Alpamayo. (5.330 m)




Vista de las aristas, de vuelta del Alpamayo.

 Con precaución bajamos la arista, volvemos a pasar por el Tarija y encaramos el glaciar, esta vez en línea recta, bajamos a buena velocidad, llegando al campo base antes de que nos alcance la nube.
Nosotros, descansamos al día siguiente, mientras que nuestros compañeros suben el cerro Ilusión, que debido a la gran acumulación de nieve, se quedan a pocos metros de la cima.

                                          

                                                                Mapa de los Condoriri.


Todos nos volvemos a juntar en el hotel de La Paz. Día de descanso, compras...

Día 19, marchamos para el refugio del Huayna Potosí, nuestro siguiente objetivo, para casi todos, sería el primer 6.000 mil. Tras una buena comida, subimos por la tarde al refugio, bastante cómodo.




"Aranseli" con el gancheto brazo.

                                     
Refugio y al fondo el Huayna.

Día 20, las dos de la mañana y estamos desayunando. Un fuerte viento, nos aconseja esperar hasta que amaine. A las tres, salimos, frío y viento nos acompañan en la subida. Pasados los 5.500 metros, vemos como nuestras piernas están pesadas y torpes, cada poco debemos parar y tomar aire.



Las últimas rampas.


En la cima del Huayna Potosí (6.088 m)

 Los últimos metros se hacen eternos, pero al final ¡CIMAAA! Los 6.088 metros donde nos encontramos, son un mirador perfecto donde podemos ver parte de la Cordillera Real y al fondo el Sajama, nuestro siguiente destino.

                               
En la bajada por el glacial, al fondo la cumbre sur del Huayna.

                               
Cementerio minero con el Huayna Potosí al fondo.


                                                          Mapa del Huayna Potosí.



Día 21 y 22, descanso, comida y relax. Nos queda la guinda de la expedición y los nervios afloran.
Por lo que nos vamos de compras,comidas, visitas,...




Día 23, cargamos los petates en el vehículo y Jimi nos conduce dirección al Parque Nacional del Sajama, tras pasar el control del pueblo de Sajama, nos dirijímos al campamento base a 4.800 metros.



Vista del volcán Sajama.


Nuestro objetivo detrás de nosotros.




Los volcanes Pomerape y Parinacota.

Día 24, salimos del campo base camino del campo alto, que con sus 5.700 metros nos pone a prueba físicamente. Montamos las tiendas en pequeñas terrazas, cenamos pronto y a los sacos. Esta noche vamos a dormir poco, el viento es tremendo.



Día 25, son la una de la madrugada, nos despiertan y empezamos a prepararnos. Te, galletas, no nos entra más. La noche se ha quedado rasa y parece que no hace viento. Comenzamos a ascender y llegamos a una canal con hielo y  nieve dura, tras pasarla nos espera una larga arista por piedra.
Seguidamente una empinada rampa para entrar en los temidos penitentes. El viento cada vez es más fuerte y al pararte las "ideas se congelan". Superamos la zona de penitentes y encaramos la parte final del cono, una rimaya y al fin la cima. Amplia, lisa y tremenda; ya que el volcán está totalmente tapado por una capa de unos trescientos metros de hielo. Lo hemos conseguido, estamos a 6.549 metros, la cima más alta de Bolivia.





Panorámica de la extensa cima.

Fotos,abrazos y volvemos, los diez grados bajo cero hacen que el disfrute de cima sea corto.
De bajada pasamos por el campo alto, una sopita y proseguimos al campo base, este día hemos hecho 850 metros de subida y 1.750 metros de bajada.

                                 
Los famosos penitentes, muy molestos para andar entre ellos.

                                 

En la arista, con los crampones puestos.

                                 

La canal, de noche no se veía tan larga.

                               
Si nos fijamos al fondo a la derecha se ven las tiendas del campo alto (5.700 m)

Esta noche en el campo base dormimos de un tirón, la expedición es de diez. Todos los objetivos cumplidos.

                                  




                                

Foto de familia, con los guías y cocineros incluidos.

                                                              Mapa zona Sajama.


Día 26, nos levantamos tarde, desayunamos y tomamos las últimas fotos del Sajama. Pero antes de volver a La Paz, nos dirigimos a las termas. Con unas vistas excepcionales tomamos un baño merecido. Risas, alegría, satisfacción.




Día 27, último día en La Paz, terminamos de comprar y gastar los poco que nos queda y de madrugada embarcamos de vuelta a España.

En definitiva, un viaje inolvidable, con amigos inolvidables.

Agradecer, a los guías, cocineros, José Miranda y Jimi su atención y cuidados. Y a la empresa Aragón Aventura su profesionalidad.
Y a nuestros nuevos amigos (Araceli, Ana , Xabi y Juan) un abrazo enorme.
Y a mis compis, J.Luís y Jose Antonio, que espero me sigan acompañando muchos años más.


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